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Durante años, las termitas han sido clasificadas dentro del orden de los Isópteras, en la actualidad, estudios filogenéticos recientes han demostrado su parentesco a las cucarachas siendo reclasificadas dentro del orden de las Dictyopteras.
Su comportamiento social es similar al de las hormigas y abejas. Se organizan por colonias con una compleja estructura compuesta por individuos de distintas castas, conformando un sólido entramado social.
A pesar del agravio que pueden comportar en nuestro patrimonio, la termita subterránea participa del ciclo de la vida degradando la madera muerta de los bosques logrando su regeneración a la vez que participa, también, del llamado fenómeno de la bioturbación, (alteración del sedimento por actividad orgánica) facilitando la destrucción de texturas rocosas logrando su porosidad, lo que le permite jugar un papel importante contra la desertificación.
Las termitas de nuestra fauna pueden encuadrarse en dos grandes grupos:
En Europa, su localización se concreta en el área mediterránea, donde las condiciones de temperatura y humedad favorecen su asentamiento.
En la Península ibérica se identifican dos subespecies den termitas subterráneas pertenecientes al género Reticulitermes:
En estos últimos años, se ha detectado puntualmente en Tenerife (Islas Canarias) la presencia de R.I. Flavipes, termita alóctona originaria de EE.UU.
El cuerpo de la termita está constituido por tres partes bien diferenciadas: cabeza, tórax y abdomen.
La cabeza presenta un par de antenas en forma perlada, ojos en las formas aladas y un aparato bucal con mandíbulas bien desarrolladas para alimentarse.
El tórax está constituido por tres metámeros, cada uno de ellos con un par de patas, en las formas aladas, presentan en los dos últimos metámeros, dos pares de alas iguales (de ahí proviene el nombre de Isoptera).
El abdomen está formado por diez metámeros y en su extremo se encuentran un par de cercos.
Las termitas son insectos sociales que viven en termiteros, donde se encuentran 4 tipos fundamentales de individuos o castas, especializados cada uno de ellos en una determinada función. La primera la forman los reproductores, que constituyen una única pareja encargada de generar
continuamente nuevos individuos y de cohesionar la colonia. La segunda son las obreras que, como su nombre indica, tienen a su cargo todos los trabajos de la colonia, desde el mantenimiento y la ampliación del
termitero hasta la búsqueda de comida e incluso la alimentación y cuidado del resto de castas. La tercera la constituyen los soldados cuya misión es salvaguardar la colonia de los peligros del exterior.
Finalmente, la cuarta son las ninfas, que son las que darán origen a nuevos reproductores. En el termitero también hallamos las formas juveniles.
Todos los miembros (excepto los alados), huyen de la luz y necesitan un ambiente más o menos húmedo. La organización en castas, que se traduce en una división del trabajo, es típica de todas las sociedades de termitas. Las feromonas y las condiciones de nutrición son las que regulan la formación de castas. Como es natural, la influencia de estos factores varía según las
especies.
Las termitas tienen la particularidad de lamerse entre sí. Esto les permite no sólo su limpieza, sino también impregnarse de secreciones glandulares y de difundirlas por toda la colonia, lo cual conlleva el reconocimiento de los miembros de una misma colonia entre si y el control de las proporciones de cada una de las castas. Cuando los individuos de un termitero se alejan
mucho de la pareja real, dejan de estar influenciados por su feromona, provocando la aparición de reproductores suplementarios, que formarán una nueva colonia.
Los Reticulitermes son hipogeos, es decir, viven debajo tierra y es allí dónde construyen una extensa red de galerías subterráneas imposible de detectar desde el exterior. Estas galerías sirven, no sólo para la expansión de la colonia, sino también para ir a la búsqueda de alimento (forrajeo) que generalmente, realizan saliendo radicalmente de la cámara real.
La termita cumple una función beneficiosa para la naturaleza, alimentándose de la madera de árboles muertos de los bosques, transformando los compuestos químicos en sustancias vitales
contribuyendo a mantener su equilibrio natural. No obstante se convierten en plaga cuando estas ingresan en el hábitat del hombre, dañando gravemente su patrimonio como consecuencia a su hiperactividad.
Reproductores: Estos se diferencian en primarios y suplementarios.
Obreras: Es la casta más numerosa de la colonia y la encargada de agrandar el termitero, buscar la comida y alimentar a las otras castas. Son machos o hembras estériles, en los que el aparato reproductor ha detenido su desarrollo en las primeras fases. Son ciegos y de color blanco y poseen unas mandíbulas muy fuertes y quitinizadas.
Soldados: Tienen un aspecto “grotesco”, ya que su cabeza es muy grande comparada con el resto del cuerpo que está fuertemente esclerotizado, con mandíbulas muy desarrolladas. Son machos o hembras estériles y ápteros. Han de ser alimentados por las obreras, ya que ellos son incapaces de hacerlo por si mismos. En la cabeza presentan un orificio (fontanela)
por el que pueden echar un líquido pegajoso que utilizan contra sus enemigos. Son los defensores de la colonia y si, por ejemplo en la misma se forma un agujero, lo tapan con sus cabezas o bien asustan a sus enemigos abriendo las fuertes mandíbulas o golpeando con ellas las paredes del termitero.
Ninfas: Cuándo hay muchas obreras (puede ser el segundo o tercer año después de la formación del termitero), aparecen las ninfas. Los individuos que salen del huevo, una vez han mudado dos o tres veces, empiezan a formar los ojos compuestos y a aparecer los esbozos de las alas que irán aumentando de tamaño en cada muda hasta que se conviertan
en alados que, atraídos por la luz, dejarán el termitero, en su día, para formar otro nido. Las ninfas son alimentadas por las obreras.
Ciclo reproductor: Una vez constituida la pareja real, estos proceden a la construcción de un nuevo nido. La hembra pone huevos y el macho se queda siempre a su lado, copulando de vez en cuando durante toda la vida. A la hembra se le ensancha el abdomen debido al desarrollo de los ovarios, por lo cuál aumenta notablemente de tamaño, fenómeno que se denomina
fisogastria.
Al principio el macho y la hembra son los que mantienen limpio el nido y cuidan los individuos que salen del huevo (larvas), que después de una serie de mudas, se convierten en obreras. A medida que la hembra pone huevos y aumenta el número de obreras, son éstas las que se encargan de darles de comer, no solamente a ellos sino también a los otros juveniles (larvas). Cuando hay obreras suficientes, aparecen los soldados y más adelante las ninfas que se diferencian de las obreras porque tienen esbozos alares que irán creciendo en cada muda y se transformarán en reproductores que abandonarán el nido. Las termitas huyen de la luz,
excepto los alados que son atraídos por la luz exterior y esperan a salir del nido hasta que las condiciones atmosféricas son adecuadas. Normalmente salen después de una tormenta y cuando la temperatura y la humedad son convenientes. En la zona nordeste de España suele ser en mayo o en junio, pero dependiendo de las condiciones climáticas puede ser antes.
Los individuos que emergen de los termiteros son numerosos y a esta salida masiva se le denomina enjambrazón o enjambres. Aunque tienen alas bien desarrolladas, no se alejan demasiado del lugar donde han emergido, ya que no son buenos voladores. Mueren en gran cantidad al ser arrastrados por el viento y también cuando caen en balsas o charcos con agua,
donde mueren ahogados, o simplemente, son devorados por los depredadores. Una vez en el suelo, los que sobreviven, pierden las alas y se aparean.
Alimentación: Las termitas se alimentan de celulosa (maderas, materia vegetal, papel, ropa, etc.) pero no tienen los enzimas necesarios para su digestión. Por esta razón tienen en el intestino posterior, una serie de protozoos flagelados y bacterias que son los que facilitan los
enzimas para digerir la celulosa. Sin estos simbiontes, las termitas mueren por inanición. Las termitas practican un intercambio de alimento boca a boca o ano-boca, hecho que se denomina trofalaxia bucal y anal respectivamente.
La trofalaxia rectal se efectúa a petición de un solicitante que estimula al donante con las antenas y entonces éste suelta, por el ano, una gota de líquido que contiene simbiontes.
Humedad: Las termitas subterráneas necesitan un cierto grado de humedad, que se procuran a través del suelo donde viven, y también en casos extremos obtienen el agua de su propio metabolismo. Por eso, hay unos tipos de suelos más adecuados que otros para la existencia de
termiteros.
Percepción de ruidos: Aunque las termitas no pueden oír ruidos, pueden mediante las patas notar las vibraciones. Por eso si se dan golpes en el trayecto de un nido, los soldados golpean con la cabeza las paredes del termitero para alertar a la colonia de un peligro potencial. Si se
efectúa en la madera y luego se aproxima el oído, se pueden percibir estos ruidos. Se conocen aparatos para la detección de termes y así conocer, siguiendo este método, si una madera tiene termitas en su interior.
Higiene: Las termitas se limpian mutuamente y así cada termita consume secreciones de otra. Mientras se limpian también efectúan trofalaxia bucal o estomodeal. Mediante estos procesos, como ya hemos indicado anteriormente, se intercambian feromonas que sirven para trasladar
información y cohesionar la colonia.
La termita es un insecto nocivo, sin ningún riesgo de transferir enfermedad alguna, no obstante sus hábitos alimenticios, fuera de su espacio natural, le convierte en un autentico depredador dañando materiales de base celulósica afectando de manera importante el hábitat de los humanos cuando ingresa en núcleos urbanos, dañando construcciones de madera y
elementos que constituyen patrimonio histórico artístico, Su extraordinaria capacidad de reproducción y supervivencia, hacen de estos insectos una verdadera preocupación para su patrimonio, e incluso en explotaciones agrícolas según que especies.
Muchas veces es difícil ver si un edificio se encuentra “afectado” por termitas, para cuando se comprueba la invasión ya es demasiado tarde, y los daños son irreparables. Por esta razón, cuando hay indicios de la existencia de termitas, es necesario realizar una exhaustiva inspección de los edificios, principalmente los sótanos, plantas bajos y rincones. Es también conveniente mirar detrás de los muebles, sobre todo si hay humedad, y prestar atención especial a la madera, ya que las termitas pueden “atacarla” formando galerías sin salir al exterior, dejando intacta una ligera capa externa, a veces solamente la pintura. En este caso,
cuando se inspecciona la vivienda, se ha de golpear la madera y si suena como hueco, se agujerea con una pequeña barrena para cerciorarse. Si sale una especie de serrín, significa que hay termitas, ya que éstas tapan las galerías que hacen con excrementos y restos de la madera
amasados con saliva. La madera atacada por las termitas tiene el aspecto de librillo de hojas entreabiertas que hacen aprovechando las partes más blandas de la misma.
Otras veces construyen cordones con la misma sustancia utilizada para tapar las galerías, con el fin de trasladarse de un lugar a otro, en busca de nuevas fuentes de alimentación. Cuándo estos cordones se rompen accidentalmente, son reparados por la termita rápidamente para
evitar la luz. Cuando estos son detectados es aconsejable realizar pequeños cortes para comprobar si la infestación es activa o no, y observar si existen termitas en su interior.
Durante el cambio de estación, en primavera, que es cuando la termita presenta una mayor actividad suelen observarse la existencia de enjambres, lo que llamamos “vuelos nupciales”, la
termita inicia un espectacular vuelo con el fin de establecer nuevas colonias mediante el desplazamiento aéreo. Los restos de las alas que desprenden una vez realizado el vuelo identifican los nuevos espacios colonizados.
Las termitas viven en el subsuelo en óptimas condiciones de humedad, donde construyen sus colonias, de gran complejidad estructural. De ahí progresan a los edificios, en busca de materiales celulósicos, para su alimentación. Las maderas de estos, constituyen su mayor fuente de alimentación. Cuando las paredes y muros de los edificios imposibilitan su
progresión, construyen canales de progresión para protegerse en su avance.
Una de las causas más importantes que propician la expansión de las termitas es la construcción sobre terrenos aplanados con ruinas infectadas, así como la introducción en un edificio de leña o de madera con termitas. Tampoco se puede olvidar la posible instalación de una pareja de alados en un momento determinado.
Una vez que se ha formado un nido de termitas, es muy difícil detener su expansión. Pensemos que sólo unas cincuenta obreras pueden formar una nueva colonia, ya que las obreras alejadas de la influencia de la feromona de la reina, se transforman en reproductores suplementarios(neotécnicos). A efectos prácticos, se puede decir que un termitero es perpetuo, ya que los
reproductores suplementarios pueden reemplazar a los fundadores si éstos mueren y también son capaces de formar nidos secundarios cuando el primario es muy grande.
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